viernes, 16 de enero de 2009

escapulario

Cuando ampliaron la casa mí habitación quedo debajo del cementerio de animales.
Duermo exactamente debajo de los cadáveres de un conejo, gatos, un perro, palomas, peces, gorriones.
Seguro quedan restos de las raíces de un jazmín paraguayo.
La pared que nos separaba del vecino era de ladrillo visto y con un palito todos los días en esa esquina tratábamos de pasar el muro para poder espiar, como nunca lo logramos, por cansancio el hueco se transformo en una gruta para una virgen de plomo de unos siete centímetros, le prendíamos velas de cumpleaños. Duermo con la cara a esa pared - a mi gato xul lo mato un pai de por acá cerca, nunca recupere su cuerpo de ser así lo hubiera cremado y las cenizas las guardaba en un zócalo

tengo un conejo virtual en facebook que se llama panki como la coneja que teníamos de chicos.

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